Estudio chileno analiza las emociones de Clinton y Trump en el último debate presidencial

A través de la tecnología de reconocimiento facial de expresiones, el Observatorio Neuro Político de Eye On Media, en alianza con el Núcleo de Investigación Media Garage de la Universidad del Pacífico, analizó los rostros y emociones de los candidatos presidenciales de Estados Unidos.

En menos de una semana, Estados Unidos elegirá a su próximo Presidente. La pelea se centra entre el candidato republicano Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton. En el último debate, ambos contendores vivieron tensos momentos, mientras discutían álgidas temáticas.

El Observatorio Neuro Político de Eye On Media, en conjunto con el Núcleo de Investigación Media Garage de la Universidad del Pacífico, analizó cada gesto de los postulantes a la Casa Blanca durante el tercer debate, con un software de lectura de microexpresiones faciales, tecnología que mapea el rostro con 491 puntos y que permite leer las siete emociones básicas descritas por el psicólogo Paul Ekman: alegría, tristeza, miedo, enojo, desdén, asco y sorpresa.

Así, basado en el modelo circumplejo de afecto, cuando la candidata Hillary Clinton hace su entrada al salón del debate presidencial, su emoción predominante fue de felicidad y con una alta efectividad positiva (relacionada a un estado anímico de entusiasmo), mientras que el candidato republicano Donald Trump ingresó con un rostro marcado por la rabia y rechazo, y con una alta efectividad negativa (relacionado a un estado anímico tenso, nervioso, estresado o disgustado).

Más tarde, cuando Trump habló sobre uno de sus ejes de campaña, la inmigración y el muro que desea construir, y aseguró querer a los narcotraficantes y “bad hombres” fuera de los Estados Unidos, la tristeza cubrió su rostro y su estado anímico nuevamente se relacionó con la tensión y el nerviosismo. Además, al pronunciar la frase “tenemos hombres malos y los sacaremos de aquí”, Trump tuvo el peak de la emoción de miedo.

Otro tema que puso en problemas a Donald Trump fueron las acusaciones de acoso sexual y su trato hacia las mujeres. Cuando el candidato republicano explicó que él no quiso decir eso y que fue una conversación a puertas cerradas, la tristeza y una elevada afectividad negativa (relacionada a la tensión, nerviosismo y estrés) dominaron su rostro. En tanto, cuando el periodista le preguntó “¿Usted entiende esto como acoso sexual?”, el miedo volvió a alcanzar altos niveles.

Asimismo, cuando el magnate estadounidense mencionó que lo de él fueron sólo palabras, mientras que lo de Bill Clinton fueron acciones, su rostro volvió a mostrar expresiones de tristeza y rabia, con una elevada afectividad negativa. Esta frase provocó que Hillary Clinton respondiera con emocionalidades de miedo y desprecio, y con un dejo de cansancio o aburrimiento por el tópico. Igualmente la candidata demócrata respondió que su rival sólo habla de lo que él desea, en vez de realmente responder las consultas que le hacen.

Uno de los puntos más destacados del debate fue cómo cada uno de los candidatos propuso llevar la relación diplomática entre Estados Unidos y Rusia. Hillary Clinton destacó que a través de Wikileaks salió a la luz que “el gobierno ruso ha realizado un espionaje sobre los ciudadanos americanos, sitios web y cuentas personales”, lo que expresó con una baja efectividad negativa en el rostro, relacionado a un estado anímico de cansancio o aburrimiento.

En tanto, Trump mencionó que “no conozco al presidente Vladimir Putin, él ha dicho varias cosas geniales de mí. Si nos llevamos bien, eso será genial”. Emociones de sorpresa, estado anímico de cansancio o aburrimiento, y una baja afectividad positiva (relacionada a un estado anímico de relajo o tranquilidad) fueron predominantes en su rostro.

Finalmente, cuando Hillary Clinton dijo que “es bueno que alguien con el temperamento como el de Donald Trump no esté a cargo de las leyes de nuestro país”, y Donald Trump le respondió “Porque estarías en la cárcel”, la emocionalidad que predominó en el rostro de la candidata republicana fue de notable rabia, con una baja efectividad negativa, relacionada a un estado anímico de cansancio o aburrimiento.

“El medir las emociones que expresan los candidatos, en este caso los de Estados Unidos, nos ayuda a correlacionar lo que dicen con lo que sienten y sumado a tecnologías como eyetracking o seguimiento ocular, nos permiten comprender cómo se conectan estos candidatos con una posible audiencia de votantes. En este caso, es interesante ver los peaks de miedo que presenta Trump al comunicarse, lo que se aleja un poco de la seguridad que busca proyectar”, asegura Miguel Ángel Ruiz, del Observatorio Neuro Político de Eye On Media.

El director del Núcleo de Investigación Media Garage de la Universidad del Pacífico, Guillermo Bustamante, destaca que “es importante realizar este tipo de mediciones que nos permiten explicar los procesos comunicativos y nos da luces de cómo mejorarlos de cara a los usuarios que son, en definitiva, quienes perciben los mensajes”.

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